El Play Land Park tiene 37 años viniendo a Guayaquil con juegos llenos de adrenalina no siempre aptos para todos.

El Play Land Park tiene 37 años viniendo a Guayaquil con juegos llenos de adrenalina no siempre aptos para todos.

 

Busetas, taxis y carros particulares se amontonan al llegar a la altura del Estadio Modelo en la avenida de Las Américas. Ahí se ubica el parque al que todos los guayaquileños hemos ido al menos una vez, así sea obligados.

El Play Land Park ha divertido a generaciones por 37 años. Llega a la explanada del Estadio Modelo Alberto Spencer en julio y octubre, por las fiestas de Guayaquil, con juegos llenos de adrenalina y otros más tranquilos para los niños o quienes no se atreven a ser sacudidos por el aire y ver toda la ciudad como un haz de colores.

Cada año trae una nueva atracción, generalmente siempre es el juego más temido. Este año es el Black out el que viene atemorizando, sacando gritos agudos hasta al más viril y sacudiendo la cabeza de jóvenes que ven en el juego una prueba de valentía.

Una especie de martillo se mueve como péndulo y a medida que se impulsa sube cada vez más arriba, así es el Black out que seguramente deja a cualquiera con un apagón en su cabeza. Al mismo tiempo los asientos giran sobre su eje para, finalmente, caer hacia el otro lado.

La cola rodea casi todo el juego y llega hasta la estación de los carritos chocones. Además de ser el juego más temido, es el que tiene mayor acogida por parte de los más jóvenes. Un domingo, por ejemplo, la fila en la que el tiempo aproximado de espera es de 20 minutos, se puede ver desde las 14:00.

Caminando entre la gente y por encima del reggaeton que suena casi todo el tiempo, se oyen los gritos que van y vienen de aquellos que se atreven a subirse a los juegos más salvajes como el Tagadá, donde el agarre es evidente y el sandungueo entre hombres, mujeres, niños y adolescentes es inevitable por los movimientos bruscos del disco de metal que además gira tan rápido que parece hacerse invisible.

Para todo gusto
Las 18 máquinas que ofrece el Play Land Park brindan variedad: hay juegos grandes y pequeños, lentos y rápidos. Esto hace que se convierta en un lugar donde pueden divertirse, familias, enamorados, niños y adultos.

“Venimos todos los años y los juegos cada vez son más bacanes”, dice Shullyn Tay Lee, de 17 años, al bajar del Freak out, algo parecido al Black out, pero con menos duración. Con su novio Alex Altamirano se ha subido a todos los juegos y esta es la segunda vez que va al Play Land Park desde que llegó a Guayaquil el 15 de junio.

Pero no solo son jóvenes y adolescentes los que visitan el parque. Juegos como el carrousel, el gusanito y el helicóptero atraen la atención de los más pequeños. Amira Cedeño lleva a sus hijos cada año. “Son tres y tienen de tres a ocho años, me queda cerca, así que los traigo unas tres o cuatro veces cada vez que viene”, cuenta mientras observa a su hijo mayor subirse a los helicópteros que dan vueltas en círculos.

La familia Navarro Jiménez acostumbra a visitar el Play Land Park con frecuencia. Martha, de 15 años, cuenta que, además, ha ido en otras dos ocasiones con sus amigas del colegio. “Me gusta el Tagadá y el Black out, son los que más miedo dan, pero se siente bien”, dice. El domingo por ser día de familia la acompañan sus papás, su primo, su tía y la abuelita, quien recuerda que este parque siempre ha sido un espacio para celebrar a Guayaquil pero también para reunirse con su familia. “Antes traía a mis hijos cuando apenas eran adolescentes, ahora ya tienen hijos y no perdemos la costumbre de venir porque siempre hay algo nuevo. Así sea viendo a los chicos subirse a los juegos uno se divierte”, expresa.

Cerca de los carritos chocones una pareja de señores de unos 60 años se pasean cogidos del brazo. Observan con paso lento los juegos y a la gente. Se trata de Enrique Salas y Carmen de Salas quienes aún, luego de más de 35 años, continúan yendo al Play Land Park. Ellos consideran que con el tiempo el lugar ha mejorado. “Está más organizado, viene más gente, pero también hay más cuidado”, dice Carmen mientras su esposo recuerda que solían subirse a los “carros locos” cuando iban al parque con su familia.

Medidas de seguridad
El Play Land Park se ha convertido en un lugar común donde pueden asistir familias completas debido a los precios de los juegos que van de $ 1 a $ 3. Sin embargo, quienes visitan el parque en sus carros particulares explican que el estacionamiento cerrado es “demasiado caro”. Así lo expresa Luis Macías, quien por tener mayor seguridad decidió dejar su auto adentro.

El jefe de personal, Jorge Villao, explica que las máquinas se revisan todos los días antes y se les da mantenimiento. Si hay alguna falla, simplemente no se abre el juego ese día. Dentro del parque hay doce baños públicos dispuestos cerca de los puestos de comida y dos estaciones de boleterías.

Adultos dulceros
En una visita al Play Land Park jamás puede faltar un algodón de azúcar o una manzana acaramelada. Dentro del parque hay unos diez puestos de comida donde se vende desde salchipapas y papipollos hasta uvas, frutillas y marshmellows cubiertos de chocolate.

Blenda Rosado, vendedora de uno de estos puestos, cuenta que todos los años trata de llevar algo nuevo. “Siempre hay que tener cosas como el hot dog, la salchipapa que le gusta a la gente y también lo dulce, pero cada quien le pone algo distinto; a las manzanas, por ejemplo, le ponemos gomitas o besitos”, expresa. Aunque en su mayoría son los niños quienes consumen los dulces, Blenda dice que más adultos compran manzanas acarameladas. “Les recuerda su infancia”, dice.

Afuera del Play Land Park se ubican otros 20 puestos llenos de dulces, pegatinas, pelotas de colores, pulseras que se encienden al moverlas y un sinnúmero de productos surtidos donde se encuentran hasta CD de música infantil de hace años como Enrique y Ana.

Detalles
Entre semana está abierto de 16:00 a 23:30 y los fines de semana desde las 14:00 hasta las 24:00. El juego más barato cuesta $ 1; el más caro, $ 3

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  • Ayukimail2004

    Hola a todos, algunos de los juegos son cheveres, pero ya es hora que hagan una renovación de los que ya estan viejos y compren juegos modernos. Ya es hora que guayaquil tenga unparque de diversiones con mejores propuestas. Saludos

  • Joel777

    No he visitado el play hace time, porque vivo en el extranjero, pero pienso que con el clima que hace en guayaquil, deberiamos tener un parque permanente, como en Catalunya/Espana, el Portaventura, seria una muy buena idea, no solo para el turismo sino para disfrutar nosotros, eso en vez de un casino que estimula a las mafias.