Juan Carrera Holguín, de 72 años, presta servicio como canoero desde las 05:00 hasta las 22:00. Lo hace para cumplir con sus clientes, dice.

Juan Carrera Holguín, de 72 años, presta servicio como canoero desde las 05:00 hasta las 22:00. Lo hace para cumplir con sus clientes, dice.

Juan Carrera Holguín muestra vitalidad. A sus 72 años es ágil para agacharse, meter rápido la mano derecha en el agua para evitar que una funda plástica se enrede en las hélices del motor. Él es un canoero añejo. Levantó su casa sobre la ribera del estero Puerto Lisa, junto al puente de la A, donde presta servicio de transporte fluvial a vecinos, en una brevísima travesía que dura menos de 2 minutos y por la que cobra una tarifa de $ 0,25.Navega en un bote de fibra de vidrio con motor. Otros tres compañeros poseen canoas de madera y se desplazan a punta de remo. Lo hacen sobre aguas mansas y verdosas, en medio de una fresca brisa que por momentos huele a óxido. Atraviesan el ramal, entre el barrio Cristo del Consuelo y el sector Cisne 2, en cuyas orillas flotan manteles y botellas plásticas, palos, tarros de leche, cajas de cigarrillo, entre otros desechos que arrojan los mismos moradores como algo natural.

Amas de casas, escolares, mensajeros, vendedores ambulantes, vecinos en general son usuarios de los canoeros, volvieron a trabajar en el sitio por la inhabilitación, hace un año, del puente de la A. El construido a mediados de los ochenta fue derrumbado por su deterioro para levantar uno nuevo.

Carrera volvió haciendo un alto a sus faenas de captura de camarones en la isla Puná. Recuerda que en los setenta, cuando no había puente y la gente cruzaba el estero en canoa, sus colegas en el transporte fluvial eran Don Pocho y Victoriano Chalén. Con ellos, años más tarde, ayudó a cruzar hacia la isla Trinitaria a quienes buscaban un pedazo de tierra para vivir.

Ahora sus camaradas son Manuel Franco, de 52 años, quien vendía mariscos en el mercado de la 24 y la A, y otro canoero al que llama Don Lolo. A Carrera le dicen Calilla; a Franco, Mostacho. Así los saludan sus conocidos; ellos contestan con cordialidad. Y si bien su tarifa es $ 0,25 a veces reciben $ 0,20. Los alumnos pagan $ 0,10.

Sin pensar en la posibilidad de que la canoa podría virarse y ellos caer al agua, los pasajeros suben confiados a las embarcaciones. La de Don Lolo es la más liviana. En un viaje lleva a dos hombres y cinco estudiantes, dos varones y tres mujeres, del colegio Assad Bucaram. En esa ocasión, las chicas se muestran temerosas. De ahí que uno de los adultos hamaquea al disimulo la canoa para divertirse con los gritos y risas de las adolescentes. Don Lolo sonríe.

“Acá podemos hasta bailar en esta canoa y no se vira”, comenta Mostacho viendo la escena. Agrega que los canoeros tratan bien al cliente, que incluso no dejan que los delincuentes actúen contra sus usuarios.

Él alquila la canoa de 06:00 a 18:00, a $ 5 por jornada. Obtiene entre $ 15 y $ 20 al día. Dice que ser transportista fluvial es rentable, pero esa labor, común en el Guayaquil de antaño, finalizaría con el nuevo puente, antes de fin de este año. Carrera trabaja 17 horas al día. Viene a las 05:00, se va a las 22:00. Gana entre $ 15 y $ 20. En la noche y madrugada labora Eduardo Franco, hermano de Mostacho. Ofrece fletes a $ 2, pero hay que tener su número de celular.

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  • Jose

    Excelente pelicula. Recomendada

  • Raul Hernandez

    Para aquellos amantes del 7 arte, esta película tiene de todo realmente, excelente!!!

  • Pamelita 98

    que chevre pelicula muy buena

  • Hugo Albarracin

    muy buena

  • Waespinosa

    no hay nada como nuestro Guayaquil, madera de guerreros