El bombero, símbolo de orgullo del guayaquileño, fue el primer voluntariado local. La celebración, revela en sus crónicas el historiador Modesto Chávez Franco cuyo padre también fue bombero, comenazaba con la fecha independentista del 9 de Octubre, y al día siguiente 10 de octubre se agasajaba a los esforzados voluntarios en su día clásico.
En esa festividad, las familias obsequiaban al bombero con un plato elaborado con vísceras. El caldo de salchicha, como se llamaba el procesado hecho en casa con hierbuena y relleno de la salchicha con arroz cocinado con la sangre del chancho. En inmensas ollas se entregaba a los bomberos cada 10 de octubre, y de allí proviene el nombre para este caldo de salchicha como caldo de manguera. Los homenajeados a su vez preparaban el ‘llamao’, que era una especie de asado.
Sin el chancho traído por los españoles no habría caldo de manguera. Allí se mezclaron los sabores de América con los sabores que trajeron de Europa, afirma la historiadora Jenny Estrada.