Escándalo Americano

  • Título original: American Hustle
  • Año: 2013
  • Director: David O. Russell
  • País: Estados Unidos
  • Duración: 138 minutos
  • Genero:
  • Reparto: Christian Bale, Bradley Cooper, Amy Adams, Jennifer Lawrence, Jeremy Renner, Louis C.K., Jack Huston.
Crítica
Escándalo Americano

"La gente cree lo que quiere creer"

Por Freddy Avilés

Esta película tiene 10 nominaciones

El director David Russell es conocido por tener una irregular carrera, con varias cintas a su haber entre las que destacan Tres reyes, dirigida en los 90 y que giraba sobre un grupo de soldados que querían robar el tesoro de Saddam Hussein. Luego nos ha presentado El peleador, un film sobre el mundo del boxeo que logró nominaciones y premios y El lado bueno de las cosas que alcanzó el Óscar para Jenniffer Lawrence.

En esta ocasión Russell nos brinda American Hustle, o La gran estafa americana. Ambientada en la década del 70 nos narra las peripecias de una pareja de estafadores (Christian Bale y Amy Adams)  que son presionados por un agente del FBI (Bradley Cooper) para que lo ayuden a desenmascarar a una amplia red de corrupción política donde están involucrados miembros del Congreso y el alcalde de la ciudad. La película se enmarca en la corriente Caper, un subgénero del cine criminal cuyo argumento se centra en describir robos y estafas y que está narrado desde el punto de vista de los criminales. Este tipo de cintas se caracterizan también por su alto grado de elegancia, sofisticación y mucho cinismo.

Desde la escena inicial Russell nos dice de qué va la trama. Vemos a un hombre en una sesión de maquillaje, colocándose el disfraz perfecto para su próximo golpe. Todos los personajes viven en un mundo de máscaras, nunca se sabe cuándo están mintiendo. Desde los estafadores hasta los agentes de la ley, jamás revelan sus reales intenciones, para ellos la vida es un campo de juego y todos engañan para ganar y escalar socialmente.

Las actuaciones son impecables. Christian Bale está correcto en su personaje, casi irreconocible con varias libras de más; Amy Adams perfecta, esa apostura de mujer frágil y a la vez calculadora le dan ese aire de femme fatale del cine negro. Su frase, que refleja la amoralidad de estos dos tiburones del engaño no deja lugar a dudas de su catadura moral: “En el fondo todos cruzan caminos tarde o temprano, en la piscina de la desesperación, y tú los estás esperando’’.

Jennifer Lawrence da lo mejor de sí y cumple en el papel de actriz de soporte, con un personaje que raya en la estupidez más grotesca. Pero la diana se la lleva Bradley Cooper, que logra construir a un agente del FBI ambicioso, egocéntrico y que no duda en emplear las peores mañas con tal de lograr su objetivo y llevarse un ascenso, pero que al final termina degradándose y cayendo en su propia trampa. Es uno de los personajes mejor construidos del film, demostrando en todo momento esa lucha interna que se libra en el interior de la naturaleza humana para no caer en la seducción del poder.

American Hustle es una cinta hecha por un buen artesano, pues eso es Russell. Su cinta se deja ver, mantiene buenos momentos de tensión,  además de combinar excelentes dosis de humor bastante corrosivo, algo que ya ha hecho en sus películas anteriores. Nos muestra en esa clave la burbuja putrefacta del mal llamado sueño americano, donde todo es falsedad y espejismos. Además, el buen observador verá en ella una retahíla de escenas, guiños a muchas de las cintas cimeras del noir y del cine de oro norteamericano, desde esa escena de los cristales rotos, un saludo a El Chico de Chaplin, o sus referencias a Buenos Muchachos de Scorsese, o Mercado de Ladrones, o Rififi de Jules Dassin, así como el manejo de cámara pegada a los actores, estilo Sidney Lumet o Sam Peckinpah, que hacen que la cinta sea una especie de coctel bien mezclado pero que no llega a convertirse en una bebida enteramente original.

Y lo que no permite que la película tenga esa originalidad tan echada de menos y que la convierte solo en una cinta correcta a la que no le alcanza para estar a la altura de los grandes clásicos del género,  es ese final típico de Hollywood, una concesión a la industria, el famoso e infaltable Happy end, con moraleja incluida. El que unos malos pagan, otros viven felices y terminan cumpliendo el sueño americano tan criticado al comienzo da al traste con todo. No, definitivamente eso no lo habría ni soñado un Scorsese, Dassin o Lumet, peor Peckinpah.

Dos detalles aparte, impagable esa actuación corta sin acreditar de Robert de Niro, recordando esos papeles de gangster que lo hicieron un mito del cine y la banda sonora a cargo de Danny Elfman con una excelente selección de canciones del repertorio setentero. Solo por eso también vale la pena ver American Hustle.