| 1 de enero del 2010

La Revolución Ciudadana ha sido muy enfática en defender el punto de vista de que aumentar las penas no es la mejor manera de combatir el crimen y que tampoco se justifica desperdiciar recursos de seguridad en pequeños delincuentes. Así, paulatinamente se fue instaurando una nueva filosofía jurídica (ver página 10), con mucho énfasis en los aspectos sociales antes que en los policiales. El 2009 comenzó también con fuertes lluvias y un millar de damnificados. Impredecible como es nuestro clima, las inundaciones y las sequías no perdonan a ninguna tendencia política cuando llega al poder. Quizás sea la forma que tiene el destino de ponerlas a prueba, aunque todas se esfuerzan por demostrar que su obra para prevenir desastres naturales no tiene parangón. Son los damnificados, sin embargo, los que deberían decir la última palabra. A diferencia de otras ocasiones, este año fueron escasos los triunfos deportivos que pudiesen aglutinar al país como un todo. No estaremos en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, ni obtuvimos nada parecido a un oro olímpico. Pero en cambio, más de un deportista profesional alcanzó rangos de excelencia reconocidos en el extranjero, como veremos más adelante. Al poco tiempo se agudizó un segundo efecto de la crisis económica mundial: la caída de las remesas que envían los emigrantes desde el extranjero, muchos de los cuales se enteraron por primera vez que en los países del primer mundo –y de manera particular en Estados Unidos y España– el desempleo también llega a ser una terrible calamidad cuando la temporada de paro es larga. El consumo de los más pobres fue el más afectado, pero el peso de esa demanda minorista no es nada despreciable para el conjunto de la economía. Las malas noticias, con todo, no afectaron a Rafael Correa, comicios de por medio. Durante todo el primer trimestre estuvo en campaña para un segundo periodo, cosechando los frutos de una fuerte inversión estatal en los sectores sociales. Parte vertebral de su discurso radicó en el alineamiento ideológico internacional con la izquierda, sobre todo con Cuba y Venezuela, y un alejamiento, al menos en lo formal, con Estados Unidos. Menos evidentes eran, en ese momento, los vínculos que comenzaban a tejerse entre el Ecuador y dos naciones muy alejadas geográficamente: Irán y Rusia, que luego alcanzarían una dimensión hasta ese momento insospechada para nuestra diplomacia.