| 1 de enero del 2010

Arden los suburbios

El último día de septiembre, unas 40 viviendas de madera se quemaron en la cooperativa Nuevo Rumbo, de la isla Trinitaria. El 20 de noviembre se incendiaron 106 casas más en la cooperativa Esmeraldas Chiquito, al sur. El 14 de diciembre, un tercer incendio afectó a cuatro viviendas de la cooperativa Mélida de Toral, también en la Trinitaria.

En estos tres casos, afortunadamente, no hubo víctimas, solo un par de heridos.

La buena noticia fue que desde diciembre, Gobierno y Municipio coordinaron la ayuda en viviendas, ropa y utensilios de cocina básicos.

resumen

En la negociación que vino luego, el Presidente Rafael Correa no cedió en ninguno de los reclamos fundamentales de indígenas y maestros. No derogó la Ley de Minería ni suspendió la evaluación de los docentes. Aún así, la imagen del Gobierno fuerte, al que no se le puede demandar ni reclamar, quedó golpeada. Luego del diálogo con la Conaie, las autoridades, profesores y estudiantes universitarios marcharon a Quito para rechazar el proyecto oficial de ley para su sector, al que consideran atentatorio contra su autonomía. La Policía no pudo impedir que decenas de miles de manifestantes lleguen al pie mismo del Palacio de Gobierno, donde expresaron a viva voz su malestar. El presidente Correa en ese momento estaba ausente, en una visita a Europa. Volcada su atención a todos estos incidentes, muchos no dieron suficiente importancia a las dificultades grandes y pequeñas del ciudadano común, que seguían sin solución. Por ejemplo, los incendios en los barrios populares de Guayaquil. Más interés consiguió la denuncia impulsada por Fabricio Correa, de que diversos funcionarios de Gobierno y otras personas cercanas al régimen habían favorecido, a través de sobornos, a ciertas casas de juego que funcionan supuestamente de modo ilegal en algunas ciudades del país. Los gastos bélicos pasaron a ser motivo de preocupación pública este año, dando origen a un intenso cruce de opiniones. El Gobierno explica que las fuerzas armadas del país se han quedado técnicamente rezagadas en muchos aspectos. Los críticos contestan que eso no justifica que un país pequeño y con dificultades económicas invierta los excedentes petroleros en otra cosa que no sea su desarrollo. El argumento central de su política se basa en lo sucedido en Angostura el 1 de marzo del 2008, cuando Colombia bombardeó este territorio de la provincia de Sucumbíos, en donde había un campamento de la guerrilla de las FARC. Eso no debe repetirse, añade, por lo que nuevo armamento es necesario para acabar con la deficiencia logística en el control fronterizo, sobre el que recalca la ausencia de elementos básicos, como radares. Otro aspecto que se debatió fue el origen y calidad del material bélico. La pregunta es: Rusia, China, Irán o India ¿convienen como proveedores militares del Ecuador? Todo este debate, por cierto, no es exclusivamente nacional. Los expertos dicen que América Latina y el mundo se encuentran en una carrera armamentista, y ni Obama, ganador del Premio Nobel de la Paz, pudo escapar a ese impulso.

cartas

Viernes 20 de Octubre del 2009

Una graduada de la Católica

Dalila Gómez de Santos | Guayaquil

“¡Prohibido olvidar!”, usted tiene razón, presidente Correa. No olvidaré –como graduada de la Universidad Católica– sus ofensas al alma máter y a todos los que nos graduamos en ella. ¿Eran parte del estudio técnico para mejorar la educación superior sus insultos, o es parte de un plan que casi está listo para liquidar todas las instituciones y matar las ideas? Y digo casi, porque estoy segura de que hay almas libres en este país. No olvidaremos, presidente Correa, que el sábado 17 de octubre usted se burló de los que denuncian la delincuencia que asola a nuestra ciudad y país, para luego ir a bailar con su partido en San Francisco.

¿Era necesario burlarse del dolor de las familias que están de luto para justificar la ineficacia de una Asamblea alzamanos que con sus leyes nos han llevado a tener miedo de no estar vivos el día de mañana? No creo que podamos olvidar los asesinatos de Sonia Jaramillo y su hija, Claudia Poppe, atacadas por prontuariados puestos en libertad por esas reformas. No olvidaremos, presidente Correa, sus intentos por acallar a la prensa –y con ella a la opinión pública y expresión ciudadana– que usted solo escucha cuando viene de su partido. ¿O no le es suficiente que la Asamblea no fiscalice los actos de su Gobierno? No nos olvidaremos que la gran mayoría de ecuatorianos está sin trabajo y que usted escabulle el bulto echándole la culpa a la larga noche neoliberal y a la crisis mundial. ¿Era necesario que insulte a los anteriores mandatarios para justificar su modelo revolucionario que está destrozando la economía y la empresa privada? ¿Se ha puesto como meta que el Estado emplee a todos los ecuatorianos?, apúrese, porque la gente no come y tiene que robar. Los próximos sábados cuéntenos cómo le va a Alegro y a industrias Pinto, que el Gobierno asumió para administrar. No nos olvidaremos, presidente Correa, cómo trata de dividir a los grupos sociales importantes, a grupos indígenas, alcaldes, maestros, empresarios, universidades; para que nadie tenga poder. ¿Es necesario dividirnos para que la única representación de poder en la sociedad sea la suya? No nos olvidaremos que usted se ha llenado la boca con el destino de los migrantes y que ellos no han podido regresar a su país por falta de garantías y trabajo. Deje de crearse y crearnos fantasías. Dedíquese a gobernar; han pasado ya tres años. Su enemigo es el tiempo, quizás porque, como usted dijo ese sábado, le dedicaba más horas a ser boy scout, que a estudiar en la Universidad Católica.