| 1 de enero del 2010

La peor noticia para el país y el Gobierno hacia el fin del año fueron los cortes de energía eléctrica, cuyo costo solo económico aún es imposible de calcular, en tanto, es imposible saber hasta ahora cuándo culminarán. La información disponible apunta a que dependerá sobre todo de dos variables: primero, las lluvias en Paute, que recuperarán no solo el potencial de esa represa sino que habilitarán Mazar, ya lista pero todavía no estrenada por la ausencia de caudal en los ríos; y junto con eso, la predisposición de Colombia, de la que todavía dependeremos por un tiempo. Hay que recordar, con todo, que el problema no tiene connotaciones solo macroeconómicas: los electrodomésticos se han dañado en muchísimos hogares; los juicios, las indagaciones y la investigación policial se retrasan; el crimen se facilita; los hospitales y centros médicos atienden a menos pacientes; las escuelas no pueden utilizar sus computadoras. Medir ese costo social no es posible, pero allí está. Se ha dicho más de una vez que una de las fortalezas del Gobierno, la más importante según algunos, es la ausencia de líderes con credibilidad y convocatoria. El terreno está abonado, en realidad, para nuevas tendencias políticas que, sin embargo, han tardado en aparecer. César Montúfar, Lourdes Tibán, Martha Roldós, Carlos Vera, para mencionar algunos, intentaron llenar ese vacío en el 2009 con mucha iniciativa, pero su futuro político e incidencia todavía es incierto. Ninguno ha pasado todavía por alguna gran prueba que eleve su imagen ante los ciudadanos, a sabiendas que las próximas elecciones generales serán en el 2013. Pero la carrera ya comenzó, y pronto se podrá evaluar mejor su desempeño. Dependerá en gran medida de que no atiendan solo a los debates de la coyuntura, sino también a los grandes desafíos, entre esos la debilidad estratégica de provisión de energía. La sequía en el norte de Manabí nos recordó otro, el retraso de nuestros campos, no solo en el área social sino también en el de la producción, donde las inversiones han sido masivas pero sin lograr que el país deje de estar a merced de los radicales cambios climáticos.