Her

La complejidad de las relaciones humanas es un tema recurrente en el cine. La modernidad y la relación entre las personas y la tecnología también. Por eso la premisa de Her, el último trabajo de Spike Jonze no es demasiado sorprendente. Un solitario escritor desarrolla una extraña relación amorosa con su recientemente adquirido sistema operativo que está diseñado para satisfacer cada una de sus necesidades.

La secuencia inicial tiene gran potencia; tanta que engancha para saber más sobre este personaje que aparece de la nada hablando directamente a la cámara, desnudando sentimientos para un tercero, que luego descubrimos no son los suyos. A continuación vemos al nerd, bicho raro que camina entre la gente tratando de pasar desapercibido, con dificultades para interactuar con el mundo que lo rodea pero con una facilidad destellante para usar la tecnología.

“Somos bichos raros” dice Amy (Amy Adams) en una de sus escenas con Theodore (Joaquin Phoenix) para tratar de justificar esta alienación de la cual ella también es parte.

Al avanzar la película, la trama decae. El ritmo ágil del principio se pierde cuando los diálogos se vuelven protagonistas de la historia. Dentro de la curva dramática, el film llega a un punto muy plano, en el que parece que no va a pasar nada y que el “Happy Ending” típico de Hollywood se adelantó.

Existen dos giros de tuerca cerca del final que desestabilizan a Theodore pero que nunca terminan de cuajar y más bien vuelven confuso el desenlace de la historia.

Hay tres factores, no obstante que son muy resaltables de la película. El primero es la fotografía (Hoyte Van Hoytema), impecable en la mayoría de las secuencias con colores y luces que refuerzan los momentos y sensaciones de los personajes, especialmente del protagonista Theodore, que tiene que actuar solo en la mayoría de los casos pues su única interacción con su novia virtual Samantha (Scarlett Johansson) es básicamente sonora.

El segundo es justamente la musicalización. A momentos muy vibrante y en otros completamente ausente. Este es el factor diferenciador de algunas escenas que pecan de pretenciosas; que tratan de ser como sacadas de un film de Sundance sin dejar de ser producto 100% Hollywood.

Finalmente, pero no menos importante, la destacable actuación de Joaquín Phoenix en un papel sencillo pero desafiante pues le toca interactuar solo muchas veces. Estas situaciones son muy diferentes a otros papeles dramáticos a los que nos tiene acostumbrado como su versión de Johnny Cash (Walk the line) o el César (Gladiador).

Her es una historia sencilla que, a fin de cuentas, lleva al público a cuestionar las relaciones humanas desde una perspectiva tecnológica de la que se viene hablando desde hace décadas pero que cada vez se ve más cercana, tan cercana que muchos ya la están viviendo.