Doce provincias sintieron la fuerza de las llamas, que dejan heridos y muertos.
El fuego acaba en segundos con plantas nativas como paja, duco, chilcas, romerillo, faique y chuquiraguas. El verdor de los bosques y sembríos es reemplazado por tonalidades negras o grises. Son las huellas de los incendios forestales, que desde el inicio de junio hasta octubre alarman al país por su magnitud, diferente a la de los otros veranos.
En ciudades como Quito se registran 2.413 incendios de junio a septiembre. La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) declara en alerta naranja a diez de doce provincias. Pichincha, Imbabura, Carchi, El Oro, Cotopaxi, Chimborazo, Azuay, Loja, Cañar y El Oro están en la lista.
Aún no se conoce el balance final del impacto de los incendios en la biodiversidad del país. Reportes preliminares de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos señalan que unas 16.243,70 hectáreas han sufrido estragos por el fuego. El conteo incluye a zonas de las provincias de Carchi, Imbabura, Pichincha, Chimborazo, Cotopaxi y Bolívar.
El aumento de la deforestación y el reemplazo del bosque nativo por plantaciones forestales, como el pino (que consume al día unos 30 litros de agua), contribuyen a la expansión de los incendios forestales, según expertos.
El Gobierno dice que se ejecutarán planes de remediación, como la reforestación, para unas 9 mil hectáreas dañadas por las llamas. Solo en el Parque Nacional Cotopaxi se afectan unas 1.200 ha. Otras áreas de amortiguamiento de zonas protegidas, que sirven de corredores, también son impactadas. El fuego además de afectar los pajonales, que conservan el agua, deja 5 muertos y 77 heridos.